Entre dos aguas

Pozo seco o fuente contaminada: esta es la realidad de dos comunidades rurales separadas por 100 kilómetros que se enfrentan a la crisis hídrica en el sur de la India.
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El calor extremo llega cada año antes y con mayor intensidad, trayendo consigo la sequía más temida. "Cuando empieza el verano, tenemos miedo. Los pozos de agua se secan y no hay agua. Cada año que pasa es peor", comenta Dargamma, habitante de Dornala, un pueblo del interior de Andhra Pradesh afectado por la sequía endémica. Actualmente, más del 90% de la India se encuentra en zona de "peligro" o de "extrema vulnerabilidad" a las olas de calor, una situación que se agrava con el cambio climático.

Dargamma se ve obligada a recorrer a pie distancias cada vez mayores para conseguir agua. En las zonas rurales, las mujeres y las niñas suelen encargarse de esta tarea y esto impacta directamente en su educación. La tasa de abandono escolar se ha incrementado un 22% en los estados más afectados por estrés hídrico, según UNICEF India.

La sequía ha arrasado también con la economía familiar de Dargamma. “Nuestros campos se secan y nuestros animales no pueden beber. Así no podemos ganarnos la vida”, añade. Ante la imposibilidad de mantener a sus rebaños, ganaderos como ella se ven obligados a malvender su principal fuente de recursos o a pedir préstamos con cláusulas abusivas, opciones que abocan a las familias rurales a la pobreza extrema.

Como madre de dos niños pequeños, la escasez de agua supone un motivo de gran preocupación para la joven. Las dificultades para mantener unos hábitos mínimos de higiene, como lavarse las manos, se traducen en un aumento de enfermedades entre niñas y niños. Durante la época de verano, suben los casos de fiebre tifoidea, hepatitis A, gastroenteritis y problemas de piel según el hospital de Bathalapalli de la Fundación Vicente Ferrer.

Cruzando el río Krishna, a tan solo 100 kilómetros, se encuentra la otra cara del problema: Mallapur Penta, una aldea ubicada en una zona boscosa donde lo que falta es agua potable. 

“Beber agua sucia nos causa fiebre y fuertes dolores de estómago. Cuando estaba embarazada, bebí agua de una charca y enfermé”, cuenta Lakshmamma. La joven madre de tres hijos es de origen chenchu, un pueblo adivasi de la India que se dedica a la caza y la recolección. Son un colectivo con un sistema inmunitario debilitado y altas tasas de mortalidad temprana debido a la desnutrición y a la falta de acceso a los servicios de salud, entre otros. El consumo de agua contaminada puede resultar letal.

Consumo de agua no potable

"El agua de los charcos está sucia, pero no tenemos otra opción. Los niños sufren picores y muchos problemas en la piel, todos enfermamos cuando la bebemos. Quiero que mis hijos y toda la gente de mi pueblo pueda beber agua limpia y tener un futuro mejor”, dice Bayanna, líder de la comunidad de Mallapur Penta.

El acceso a agua potable y a un saneamiento adecuado es imprescindible para prevenir enfermedades diarreicas, la primera causa de muerte en el mundo entre menores de cinco años, y otras patologías derivadas de la fluorosis, uno de los principales problemas de contaminación de aguas naturales en la India. Se trata de un derecho humano reconocido por la ONU, a su vez esencial para la realización de todos los derechos, del que se ven privados más de 2.000 millones de personas en el mundo.

ACTÚA AHORA para garantizar agua potable a las comunidades rurales más desfavorecidas.

La crisis del agua se agrava cada año

Texto: Eva Galindo Soriano | Imágenes: Katia Álvarez Charro, Vasu Kavapalli y Cristóbal Sánchez | Edición de vídeo: Bárbara Mompó Salvador