Santi Palacios: “No estamos siendo capaces de ver en imágenes las consecuencias de la crisis climática”

Santi Palacios (Madrid, 1985) ha retratado las grandes tragedias humanas de nuestros días: desde la crisis migratoria en el Mediterráneo hasta la soledad en las residencias de ancianos durante la pandemia o, más recientemente, la guerra en Ucrania. También fue los ojos a bordo del avión de “Oxígeno India”, la misión humanitaria de la Fundación Vicente Ferrer y Open Arms para responder a la emergencia sanitaria en el país asiático. Ganador del World Press Photo y del Premio Nacional de Fotoperiodismo en dos ediciones, el fotoperiodista ha lanzado, junto a seis profesionales más, Sonda Internacional, el primer medio de comunicación sin ánimo de lucro en castellano especializado en periodismo visual sobre la crisis climática.
¿Cómo surge Sonda Internacional?
En Sonda, estamos convencidos de que la crisis climática es la mayor problemática que tenemos a nivel global en la actualidad. Tanto nuestra generación como las que vienen detrás vamos a tener que centrarnos en ella. Creemos firmemente que no estamos siendo capaces de ver en imágenes las consecuencias de la crisis climática, porque hablamos de problemas graduales. Algunos casos son muy llamativos, como los grandes incendios forestales, una gran inundación o una sequía extrema, pero la cantidad de problemáticas medioambientales que reunidas derivan en una crisis climática es algo difícil de documentar. No quiero banalizar, pero a mí me resulta, entre muchas comillas, “más fácil” crear impacto con imágenes de un naufragio en el Mediterráneo central o de un bombardeo en Ucrania que, por ejemplo, con imágenes de personas en ciudades de la India con cáncer de pulmón debido a la contaminación del aire.
Llevas una década documentando migraciones, muchas de ellas consecuencia de una problemática climática. ¿Qué impacto ha tenido esto para decidir cubrir la otra parte de la historia?
Sonda es el resultado de muchísimos años de trabajo, de muchísimos viajes, muchas experiencias y mucho periodismo. Todo ha sido un proceso, una evolución. Cada vez que estaba trabajando, siempre había el componente de la crisis climática en un primer, segundo o tercer plano. Yo llegué al Periodismo desde la Sociología y, en la carrera, lo que más me apasionó fue la ecología humana. Mis primeros reportajes fueron sobre el desplazamiento de poblaciones indígenas de la cordillera andina, poblaciones forzadas a migrar a las ciudades porque se quedaban sin formas de trabajar la tierra. Años después, podía estar trabajando en el Mediterráneo central y encontrar vertidos mientras iba navegando hacia el lugar del rescate. O trabajar en la frontera entre India y Bangladesh, en una zona que se acaba de abrir al turismo, y encontrar una contaminación por plástico bestial. O llegar a la guerra de Ucrania y encontrarme con la problemática de los residuos radiactivos en zonas que están siendo bombardeadas. Siempre está ahí.
¿Nos puedes contar más sobre ecología humana y la influencia que ha tenido tu formación en Sociología en tu carrera?
Me ha influenciado tremendamente y, sobre todo, la forma en la que te enseña a mirar. A mí, la ecología humana, el estudio de la interacción entre el ser humano y el entorno, me fascina. Para ser honestos, me gustaría más utilizar el título de “periodismo visual sobre ecología humana”, pero queda difuso y muy académico. En el conservacionismo, existe una frase: “No se protege lo que no se conoce”. Entonces, nos interesan los reportajes en profundidad sobre temas que no necesariamente sean una problemática, mientras ayuden a comprender cómo estamos interactuando con el mundo en el que vivimos y así entender mejor cómo nos está afectando la crisis climática.
En Sonda, habláis de “ofrecer comparativas y evidencias”, una labor que va muy de la mano del trabajo de la comunidad científica que, desde los años 1970, alerta sobre los efectos del calentamiento global. ¿Es una forma de traducir esas evidencias en imágenes?
Hay algo que me da mucho vértigo y me gusta mencionarlo: no soy un especialista de la crisis climática. Tenemos que escuchar a los científicos que son los que tienen el conocimiento. Nosotros podemos aportar nuestra capacidad para crear imágenes que trasladen todo ese conocimiento al público que no es especialista. Para el primer proyecto de Sonda, entrevistamos a un científico filipino, experto en contaminación de los océanos, que decía que el problema es que somos seres visuales y hasta que no vemos, no nos creemos las cosas. Estamos trabajando con la misma filosofía.
¿Cómo se lucha contra el negacionismo? En uno de tus últimos trabajos, te encontraste mostrando evidencias, nada menos que de crímenes de guerra, y hubo gente que dudó de la veracidad de las imágenes.
Mi percepción sobre esta problemática ha cambiado bastante a lo largo del último año. Después de la guerra de Ucrania, más que nunca me he empezado a preocupar y la conclusión a la que he llegado es que hace falta educación sobre cómo funciona la industria de la información. Hemos llegado a un punto en el que parece ser que gran parte de la población no sabe distinguir entre propaganda, desinformación o información de baja calidad y lo que es información seria. A mí me tocó cubrir la matanza de Bucha, en las afueras de Kyiv, y generaba tanta impotencia estar publicando las fotos de los cadáveres, los testimonios de los supervivientes y que tu trabajo, para una parte de la población, tuviera la misma veracidad que la de un bot en Twitter diciendo “eso es mentira”.
Hablando de educación, ¿crees que somos una sociedad analfabeta ecológicamente?
Creo que para lo compleja que es la problemática, nos falta evidentemente mucha información y también tiempo para consumirla. Sí, lo creo, pero a mí es el primero al que le pasa. Si sacas el tema del coche eléctrico en una cena con diez amigos, te encontrarás con diez opiniones distintas. No sabemos realmente cómo funciona. En Sonda, queremos trabajar con especialistas y empezar a resolver algunas de esas preguntas que todos tenemos.
Se habla que estamos ante el siglo de los refugiados climáticos. ¿Qué nos puedes comentar sobre el proyecto de Sonda sobre contaminación extrema en ciudades como Nueva Delhi?
Hace años, un especialista de un instituto de estudios sobre la calidad del aire me dijo que la contaminación por el aire es el problema más democrático porque todos respiramos el mismo aire. Viajé a Nueva Delhi, considerada la capital con el aire más contaminante del planeta, para explorar esta premisa y saber si es así. Fue muy interesante porque desde la persona con menos recursos, que vive debajo de un puente desde que llegó del Rajasthan 20 años atrás, hasta la persona más rica, un empresario que se dedica precisamente vender purificadoras de aire, todos estaban afectados por la contaminación. Sin embargo, la forma cómo reaccionan estaba fuertemente determinada por el conocimiento que tenían del problema y por la capacidad económica. Las personas que viven en la calle son las más afectadas por la contaminación del tráfico, pero los menos conscientes y los que tienen menos capacidad para protegerse. En cambio, las personas con mayores niveles educativos y de ingresos, no solo son muy conscientes sino que, además, se plantean migrar para huir de esa contaminación ambiental.

Entrevista: Eva Galindo Soriano | Fotografías: Maribel Izcué y Pablo Tosco, Sonda Internacional