Itsaso Olasagasti: “Los juegos son la mejor herramienta didáctica para trabajar la parálisis cerebral infantil”

Coordina y forma al equipo de fisioterapeutas de los centros para menores con parálisis cerebral de la FVF.
Ha recopilado toda la metodología impartida a los profesionales locales en un manual
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Itsaso Olasagasti nació en San Sebastián pero reside en Barcelona. A sus 28 años ha logrado alcanzar una sólida carrera profesional en la que destaca su paso por la Asociación de Parálisis Cerebral, ASPACE. Es la tercera vez que viene a la India a trabajar como fisioterapeuta a la Fundación Vicente Ferrer. Primero lo hizo como voluntaria, posteriormente como parte del equipo de FisiosMundi, ONG dedicada a la formación y capacitación de personal en el ámbito de la fisioterapia y en esta tercera ocasión viene en calidad de coordinadora del proyecto de formación de fisioterapeutas indios para los tres centros para menores con parálisis cerebral de la FVF

Con el objetivo mejorar la calidad de la asistencia en estos centros, Itsaso ha elaborado recientemente un manual metodológico que servirá de documento base a la fisioterapeutas que se vayan incorporando. El objetivo es que los menores con parálisis cerebral puedan incrementar su autonomía en el entorno familiar.

¿En qué consiste tu trabajo como coordinadora en el proyecto de formación de fisioterapeutas?

Mi primera tarea es siempre la de observar el trabajo del personal local, ver su evolución para luego diseñar las formaciones más adecuadas, resolver dudas e impartir talleres. Igualmente, vengo trabajando también en un protocolo para la adaptación de las personas con discapacidad física a los diferentes instrumentos y prótesis que se fabrican en el Taller de Ortopedia de la FVF. Para hacer todo esto esta vez he venido acompañada por un equipo de tres voluntarios.

¿Cuál ha sido el mayor hándicap al que te has enfrentado a la hora de enseñar a los trabajadores locales?

La dificultad en la comunicación. He intentado aplicar una metodología basada en la observación directa y la práctica. Lo primordial es lograr que entiendan el objetivo sanitario para el que realizamos de cada ejercicio y técnica.

¿Qué cambios has observado en estos tres años y qué retos quedan pendientes?

A través de la evaluación que he realizado, puedo asegurar que enseñar a través de la práctica ha sido un éxito. He constatado grandes avances, desde que comenzamos en el 2015, hasta la fecha. Ahora los alumnos se muestran más inquietos y participativos. Saber que lo estamos haciendo bien me da mucha satisfacción.

Por otra parte, el reto que nos hemos planteado, más a largo plazo, es lograr acortar los tiempos de intervención con los niños. Actualmente, el tratamiento que realizamos es intensivo. Durante 4 años los niños residen en el centro, por lo que estoy convencida que si conseguimos ser más eficaces podemos acortar el tiempo a 3 años y que se incorporen antes a la vida familiar.

¿El personal que venís formando se dedica en exclusiva esta labor?

Precisamente uno de los problemas a que nos enfrentamos es la frecuente fluctuación de fisioterapeutas. Para paliar esta situación desde el año pasado he estado haciendo una recopilación de todos los materiales que hemos impartido a lo largo de los años a modo de manual. De manera que cualquier persona que se incorpore de nuevo al equipo pueda adaptarse en poco tiempo.

En la India el contacto físico entre personas que no son de la misma familia es, en general, bastante limitado, aunque como fisioterapeutas es esencial el tocar. ¿Cómo habéis enfrentado esta situación?

Cierto. Algo básico para nosotros es el poder tocar con intención. A todos ellos les hemos intentado enseñar, siempre siendo respetuosos con la costumbre y tradiciones del país, que hay que tocar y coger al paciente con el que estamos trabajando. E igualmente hacerles entender  la necesidad de aplicar el juego como herramienta de trabajo. Algo que aunque parezca lógico, aquí en la India, es más complicado, ya que los padres pocas veces dedican tiempo a jugar con sus hijos e hijas.

Texto: Fátima Yráyzoz Aranda