Jean Paul y Andreu: “Trabajamos para que el estudiante sea el protagonista del aula”

Jean Paul y Andreu son profesores de idiomas que colaboran con la Fundación Vicente Ferrer (FVF) desde hace cinco años. Dedican parte de sus vacaciones de verano al voluntariado en Anantapur, pero su compromiso con la Fundación no termina ahí. Durante el año, desde España, preparan materiales, gestionan grupos y participan como voluntarios en la sede de Barcelona. Este año han trabajado en un nuevo reto, formar al profesorado de las escuelas inclusivas, un proyecto del Sector Personas con Discapacidad.
¿Cuál era vuestro trabajo en los primeros años con la FVF?
Jean Paul: El primer año vine como profesor de francés de la Escuela Profesional de Idiomas durante dos meses y medio. Entonces, solo había una Escuela Profesional y estaba completamente en construcción, así que nos propusieron a crear el currículo académico. Combiné las clases con la creación de este programa de idiomas, que es sobre el que se basa ahora la Escuela. También preparamos la Guía de Bienvenida del Profesorado para los futuros voluntarios, que incluye recomendaciones de formas de trabajo, déficits que pueden encontrar en los estudiantes, etc.
Andreu: Yo el primer año vine solo de visita, pero inevitablemente me enganché. El sistema de la Escuela Profesional, de cómo ofrece la posibilidad de formar a los estudiantes en idiomas para lanzarse al mercado laboral me pareció excepcional, así que decidí volver para dar clase de inglés y alemán, junto a habilidades comunicativas.
Cinco años más tarde, ¿Cómo percibís la evolución de la Escuela Profesional?
Jean Paul: La verdad es que es una de las sensaciones más gratificantes cada vez que volvemos. La Escuela Profesional está dando sus frutos, y eso se nota en el crecimiento y evolución que tiene. Cada vez son más las personas que se presentan al examen de acceso. Este año han sido unos 1.300, y no solo chicos y chicas de Anantapur, sino de toda la región.
Andreu: El crecimiento y solidificación de esta Escuela también se comprueba en la apertura de nuevos espacios. Antes, la Escuela Profesional alternaba chicos un año y chicas otro. Ahora ya son tres escuelas, y chicos y chicas pueden estudiar el mismo año. Estamos emocionados con la apertura de la nueva escuela en Bathalapalli que va a enfocarse en dar una buena formación en inglés y en potenciar las habilidades comunicativas.
Este año habéis cambiado la formación en idiomas a estudiantes por la formación al profesorado…
Andreu: Sí, este año estamos formando al profesorado de las escuelas inclusivas de la FVF. Comprobamos que el sistema educativo de las escuelas era muy unidireccional. El profesor, en ocasiones, se limitaba a impartir la lección para que los estudiantes la repitieran. Lo que nos planteamos era poder dar al profesorado herramientas pedagógicas más participativas y dinámicas, donde primara que el estudiante fuera el protagonista del aula. Esto favorece la comprensión del temario y establece un espacio más igualitario y equitativo entre todos.
Vuestro público son los profesores de las escuelas inclusivas, ¿Cuál es el mayor obstáculo al que os estáis enfrentando en estas formaciones?
Jean Paul: Bueno, el idioma siempre es un reto, pero después de tantos años viniendo y las clases de telugu a las que acudo en España, diría que no es un obstáculo contra el que no podamos luchar. Contamos con una traductora que nos ayuda en las formaciones en inglés y telugu, nos comprendemos perfectamente. Tampoco nos encontramos con ningún obstáculo personal o reticencia a la hora de querer enseñar un nuevo método pedagógico. Mi conclusión es que si acompañas al profesorado en los cambios, las estructuras antiguas se van rompiendo, y ellos están encantados de aplicar nuevos métodos educativos.
Después de tantos años, vuestro voluntariado y compromiso no termina en Anantapur…
Andreu: No, no acaba. Los dos primeros años estuvimos reuniéndonos en España con editoriales, para que donaran libros de idiomas para la escuela. Conseguimos donaciones de libros muy grandes, de los niveles que se iban a impartir en la escuela, y los trajimos al verano siguiente. También participamos en las reuniones que se hicieron con los Institutos y Escuelas oficiales, para que reconocieran el nivel de idiomas con el que terminan los estudiantes en la Escuela Profesional.
Jean Paul: De hecho yo siempre digo que en lugar de cinco veranos, nuestro voluntariado es de cincos años. Al principio, dedicamos mucho tiempo a la selección del profesorado voluntario desde España y, sobre todo, a la consolidación del currículo académico para la Escuela Profesional. Ahora, nuestro voluntariado en España se centra en hacer seguimiento del profesorado al que formamos y en actualizar el contenido de la formación que realizamos al año siguiente. Paralelamente, sigo acudiendo a las clases de telugu cada semana. Sé que son necesarias para estar más próximo de las personas. Texto: Irene G. Dugo