Juegos para no volver atrás

A Hemanth, le encanta su nuevo puzzle de madera. Le divierte mover los brazos y las piernas de este muñeco a piezas, como si intentara hacerle cosquillas. A la vez que juega, está descubriendo las partes del cuerpo y ejercitando la capacidad motriz y de atención visual.
Tiene once años y es alumno del centro para niñas y niños con discapacidad intelectual de la Fundación Vicente Ferrer. Desde que entró, su progreso había sido notable, pero la irrupción de la pandemia puso en jaque todo el trabajo y los logros conseguidos hasta el momento.
“En casa, nos era muy difícil mantener a Hemanth estimulado. Cada mes, recibimos la visita de un equipo de terapeutas de la Fundación y fue de enorme ayuda. Sin embargo, el resto de días, mi mujer y yo no sabíamos qué hacer”, cuenta Prakash Gaud, padre de Hemanth.
Un día, Hemanth y su familia recibieron en casa un kit de autoaprendizaje con multitud de juegos educativos. “Desde que abrió la caja con todo el material, no hay quien lo separe. Mi mujer y yo nos turnamos para trabajar todos los juegos con él”, añade.
En la misma aldea, Pamidi, viven Sai Mokshitha y Niharika, nacidas con tan solo dieciocho meses de diferencia. A pesar de ser la menor, Niharika es quien ha enseñado a su hermana a contar hasta diez.

Sai sufre parálisis cerebral y también es alumna del centro que la Fundación tiene en Kuderu. “Cuando llegó aquí por primera vez, Sai tenía hipersensibilidad. Percibir múltiples sonidos al mismo tiempo o cosas como, de repente, ver aparecer una ardilla o un gato la hacían botar del susto y llorar durante horas. También tenía muchas dificultades para agarrar objetos de poco peso”, cuenta Yugandhar, subdirector del Área de Personas con Discapacidad.
Con el confinamiento y la interrupción de las clases, todos los avances conseguidos con Sai corrían peligro de retroceder. Los kits de autoaprendizaje, diseñados por un grupo de educadores especiales y terapeutas, tienen por objetivo reforzar el trabajo de la escuela desde casa y mejorar las habilidades motrices y cognitivas de cada estudiante.
A lo largo del curso, la Fundación ha distribuido un total de 1.020 sets a niñas y niños como Hemanth y Sai, como parte de una iniciativa implementada por el Instituto Nacional de Empoderamiento para las Personas con Discapacidad Intelectual.
En este proceso, el apoyo familiar es fundamental. Sai justo acaba de completar un nuevo temario: las horas del día, una lección que le hace especial ilusión y donde ha puesto en práctica todos los conocimientos que le ha enseñado su hermana Niharika.

Texto: Eva Galindo Soriano | Fotos: Vasu Kalavapalli y Ramamohan