Las Hermanas Malla y la triple brecha digital

La covid-19 ha agravado las desigualdades existentes y pone en riesgo la educación de millones de jóvenes en el mundo, especialmente de los menores con discapacidad, sin recursos y de zonas rurales.
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Harika, Pooja y Rashmi son también conocidas como las Hermanas Malla. Nacieron con una discapacidad visual y las tres son alumnas de la Escuela Inclusiva de la Fundación Vicente Ferrer. Con la irrupción de la covid-19 y el cierre de los centros escolares, todas han regresado a su aldea natal, Kundurpi.

En casa, escuchar podcasts en Youtube se ha convertido en una de las principales aficiones de Harika, la mayor, así como también en una forma de vencer el aislamiento.Me encanta escuchar relatos, así es como empiezo el día todas las mañanas”, cuenta.

Dedica un mínimo de cinco horas diarias a los estudios y, el resto de la jornada, ayuda a sus hermanas a navegar por los textos en Braille, especialmente a Rashmi, quien solo hace dos meses que empezó a aprender a leer.

Harika, la mayor de las Hermanas Malla

Pooja, la mediana, no duda ni un momento cuando le preguntan por su asignatura preferida: “¡Ciencias naturales!”. También le apasiona la música e, igual que Harika, cada día se sumerge con sus auriculares en horas y horas de hilos musicales.

Estudiar en casa no es tan divertido como en la escuela. Tampoco puedo hablar con mis amigos porque no tengo sus teléfonos. Juego mucho con mis hermanas y cada día descubro nuevos tipos de música”, dice.

¡Yo he descubierto las historias de terror en Youtube! Son mis preferidas”, exclama Rashmi, entre risas. La pequeña de las Malla tiene ganas de volver a la escuela para reencontrarse con Maneshwari, su mejor amiga, y poder compartir con ella este nuevo pasatiempo.

Pooja y Rashmi, la mediana y la pequeña de las Hermanas Malla

Desde el inicio del confinamiento, la televisión pública india ha emitido clases diarias, pero la falta de inclusividad de este formato impide que estudiantes con discapacidad como las Hermanas Malla puedan seguirlas.

La carencia de ordenadores o smartphones en la mayoría de hogares rurales tampoco les permite continuar con la educación a distancia. Para hacer frente a esta situación, la Fundación Vicente Ferrer ha entregado tablets y dispositivos adaptados a un total de 415 estudiantes del sur de la India para seguir con las clases online.

Un día por semana, reciben la visita de Jai Simha, uno de los 39 profesores de Educación Especial que realizan clases a domicilio. “Cada día, viajo más de 30 kilómetros para dar clases, pero lo disfruto. Soy profesor de vocación y me satisface dedicar mi tiempo a la enseñanza”, explica.

Los dispositivos adaptados para estudiantes con discapacidad son esenciales para una educación inclusiva

A pesar de los cortes de luz y la mala conexión, las hermanas han conseguido completar el curso. “Con las restricciones, hemos perdido gran parte de nuestros ingresos y hemos tenido que vender nuestro ganado. Algunos días, apenas teníamos para comer. Mi mayor temor era que la pandemia afectara a la educación de mis hijas. Estoy orgullosa de ellas y de ver cómo han conseguido pasar de curso”, cuenta Anithamma, su madre.

La covid-19 ha agravado la brecha digital existente y pone en riesgo el futuro de millones de jóvenes en el mundo. Asegurar una educación inclusiva y de calidad es indispensable para no dejar atrás a toda una generación de niñas y niños con triple vulnerabilidad: tener diferentes capacidades, disponer de pocos recursos y ser de zona rural.

La familia Malla al completo

Texto: Eva Galindo Soriano | Fotos: Ramamohan