Mahalakshmi, la pequeña profesora

Mahalakshmi perdió la visión con solo tres años. Su madre, Nageswari, explica que a esa edad sufrió un ataque de epilepsia y la llevaron a un hospital de Anantapur donde le dijeron que había perdido parcialmente la visión. Entonces la derivaron a un hospital especializado en Hyderabab. “Cuando llegamos, el doctor nos explicó que para evitar la pérdida completa de visión debíamos empezar un tratamiento de tres años y hacer revisiones mensuales. Los primeros meses hicimos lo imposible para llevarla pero después no pudimos continuar. No podíamos pagar el tratamiento”, explica Nageswari.
“Estaba muy triste, pero teníamos que seguir adelante e hice lo que pude para adaptarnos a la nueva situación”, añade. Pero un día el director de la escuela del pueblo la llamó y su historia tomó un nuevo giro y volvió a tener esperanza. Él le habló por primera vez de la escuela inclusiva de primaria que la Fundación tiene en la localidad de Bukkaraya.
“Me sentí feliz. Mi hija tendría una oportunidad, podría desarrollarse y estudiar en un ambiente adaptado que tiene en cuenta sus capacidades. Aunque también me daba respeto enviar a mi hija fuera del pueblo. Pero la primera vez que Radha, una de las profesoras, nos visitó, pensé que todo iría bien. Nos proporcionó libros en braille y explicó a mi hija que con ellos podría leer y estudiar. Fue entonces cuando supe que Radha le estaba dando a mi hija la oportunidad de tener un futuro. Y eso era todo lo que necesitábamos”, relata Nageswari.
Cuando la pequeña perdió la visión por completo su madre sintió una gran pena. Pensaba que tendría que depender de ella para todo y durante toda la vida. Pero ahora sabe que no será así. En solo un año, además de aprender braille y estudiar como los otros niños y niñas, Mahalakshmmi ha hecho un cambio asombroso que su madre explica con orgullo: “Sé que se siente segura de sí misma. Desde que conoció a Radha está convencida de que quiere ser maestra. Dice que quiere ayudar a otras niñas y niños como ella. Y sé que lo va a hacer. De hecho creo que ya ha empezado a practicar porque cada vez que la vamos a ver a su colegio nos la encontramos enseñando el abecedario a un grupo de niñas. Ya tenemos a una pequeña profesora en la familia”.