Mercè Leonhardt: “La implicación de la familia es la base del éxito de la Atención Temprana"

Es investigadora y pionera en el tratamiento de menores con discapacidad para su correcto desarrollo durante el crecimiento
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Mercè Leonhardt (Barcelona, 1942) es una prestigiosa psicóloga y pionera de la Atención Temprana a bebés con discapacidad visual. Desde su primera incursión hace diez años en la FVF en la India, Mercè se ha convertido en una de las profesionales más esperadas en Anantapur. Junto a Lawla Zulekha, responsable del proyecto en la India, coordina el programa de Atención Temprana para bebés y niños con problemas de desarrollo.

Esta iniciativa, que arrancó en 2009 en la Unidad de Neonatos del Hospital de Bathalapalli, llega hoy a decenas de aldeas. En el último año, casi 1.000 menores de 0 a 6 años han recibido atención especializada tanto en los centros hospitalarios de la FVF como a través de visitas a las aldeas por parte del equipo de terapeutas. “Hemos logrado romper muchas barreras, ahora debemos seguir perseverando para mejorar y llegar cada día a más menores”, asegura la psicóloga.

¿Cuál es la base de la Atención Temprana?

Tratamos de estimular las áreas motoras, el lenguaje, la visión y la interacción y comunicación entre los pequeños. Para ello, realizamos sesiones individuales, que alternamos con sesiones colectivas en las que participa toda la familia. Para que existan mejoras de manera progresiva es fundamental la atención y participación activa de los padres y madres en estas sesiones. Y por supuesto las abuelas, quienes tienen un gran peso en el hogar. La familia es fundamental para corregir y aprender las formas correctas de conducta de los pequeños. Y por supuesto, el amor y cariño de los padres.

Llevas 10 años visitando la FVF como mínimo una vez al año. ¿Cuál es el objetivo principal de estas visitas?

Además de los diagnósticos habituales que solemos realizar sobre el terreno, nuestro principal objetivo es mejorar la formación de personal local. Tras un exhaustivo diagnóstico, dedicamos el resto del tiempo a la formación, a la mejora de los procedimientos y a resolver dudas.

¿Es difícil introducir cambios de conducta en una cultura como la India?

Totalmente. Por este motivo, cada vez que venimos, lo primero que intentamos es despojarnos de nuestras costumbres y estar abiertos, como observadores, para saber adaptarnos y en ningún caso llegar a incomodar. Le insisto mucho a mi equipo en esto. De todas formas, estoy convencida de que las charlas de concienciación que imparten los coordinadores de la Fundación son fundamentales para que poco a poco estas personas lleguen a entender y asumir, cosas importantes como los riesgos a los que se exponen con determinadas costumbres, como puede ser la consanguinidad.

¿Cómo valoras los resultados obtenidos tras casi una década?  

No es fácil hacer balance de un tema tan complejo. Por un lado estamos muy contentos con la acogida que ha tenido el programa de Atención Temprana. A día de hoy nos están incluso llegando pacientes de Hospitales que no son de la FVF, y podemos ver una clara diferencia en la forma en la que las familias perciben la discapacidad. Miran a sus hijos e hijas a los ojos y esto es una gran victoria.

Sin embargo, seguimos detectando situaciones que nos preocupan, como por ejemplo el ascenso de los casos de parálisis cerebral, principalmente debido a malas prácticas durante el parto.

Las perspectivas son positivas, sin duda. La Fundación está apostando por este programa, que se ha consolidado dentro del Sector de Personas con Discapacidad, y esto es lo mejor que nos podía pasar.

¿Qué implica esto?

En la práctica supone que además de las instalaciones que ya teníamos en el Hospital de Bathalapalli y Kalyandurg, donde se asisten a niños de 0 a 2 años, se están adecuando también salas específicas en las seis regiones de actuación de la FVF. Y sobre todo, lo más importante, dispondremos de personal dedicado en exclusiva a este programa.

¿Cuál es el mayor reto con el que os encontráis?

A pesar del trabajo que lleva realizando la FVF, nos seguimos encontrando con padres deprimidos y descorazonados por la situación de sus hijos e hijas. Recientemente hemos puesto en marcha grupos específicos para los padres y madres de los menores. La idea es que los avances de uno motiven al resto y que las familias se animen mutuamente. La soledad no es una buena compañía para ningún tratamiento.  

Texto: Fátima Yráyzoz