Rama Mohan y sus 23 alumnas rompen barreras a golpe de gas

Rama Mohan lleva toda una vida conduciendo. A los 18 años adquirió una mototaxi (rickshaw como se conoce popularmente este vehículo en la India) de segunda mano y cuando pudo ahorrar se compró uno de nuevo para poder llevar a sus clientes en las mejores condiciones posibles. Después de muchos años en las carreteras, hoy, Rama Mohan, es también instructor de conducción.
Las 23 alumnas
A través de la iniciativa de la Fundación Vicente Ferrer, 23 mujeres, la mayoría madres solas en situación de vulnerabilidad, han podido acceder a una formación para aprender a conducir una mototaxi. El objetivo es enseñarles el oficio para que alcancen la independencia económica y contribuir a mejorar su posición en la sociedad. Rama Mohan, el instructor de este curso pionero, explica que “poder conducir tiene un gran impacto en sus vidas. Cuando las mujeres aprenden el funcionamiento del autorickshaw se sienten capaces de afrontar cualquier problema por difícil que parezca”.
Rama Mohan ha formado a unas 100 mujeres a lo largo de su trayectoria en otras organizaciones, pero muy pocas son las que siguen ejerciendo. El problema reside en que los maridos u otros varones en la familia se hacen con la mototaxi y la mujer debe volver a ejercer un rol impuesto por el hombre.
Una problemática que la FVF ha querido abordar de raíz. "Desde la organización les entregamos el rickshaw a su nombre con la condición de que sean ellas quienes lo conduzcan y tengan control sobre su uso y los beneficios que este genera”, detalla Vishala Ferrer, directora del Sector Mujeres.
Rama Mohan no puede evitar sonreír al recordar las anécdotas que ha vivido junto a estas mujeres durante los más de 30 días de formación. Al igual que ellas, él también sigue rompiendo barreras de género y luchando contra la desigualdad a golpe de gas: “No podemos caer en la crítica fácil y los comentarios que escuchemos por la calle. La sociedad no entiende todavía por qué las mujeres conducen mototaxis o el porqué es importante para ellas; han decidido vivir independientemente y para ello deben salir de casa y ganarse su dinero”, explica con orgullo.
El entrenamiento
Apenas se divisa el asfalto en las pobladísimas carreteras de Anantapur, el frenesí de los cláxones y el traqueteo de los vehículos aumentan el reto para cualquier persona que quiera iniciar sus pasos para conducir un rickshaw. Es por eso, que Rama Mohan se ha empleado al máximo para que sus 23 alumnas puedan ejercer esta profesión con confianza y seguridad.
El ajetreo interurbano de la ciudad es un desafío, pero de cualquier envite nace una oportunidad. “Pensaba que les costaría mucho entender el funcionamiento de las calles y superar el periodo de formación, pero solo me bastó un día para entender que estas mujeres se lo tomaban muy en serio. Me hicieron ver que estas clases eran fundamentales para su futuro y el de sus familias ". Entonces todo fue muy rodado, nunca mejor dicho”, asiente Rama Mohan.
Cada mañana el instructor ponía a punto los vehículos para que las mujeres pudieran dar las clases. Retrovisores, presión de las ruedas, revisar el tanque de gasolina… y todo listo para empezar. Primero les enseño el funcionamiento de las marchas y el manejo en circuito cerrado. Pero la pericia de las conductoras las hizo avanzar a pasos agigantados y pronto hacían prácticas normales e incluso nocturnas.
Después de las intensas clases, el satisfecho instructor las vio capacitadas para conducir el vehículo más emblemático de toda la India, el rickshaw. “Fue un gusto verlas graduarse con éxito. Este grupo está preparado para conducir, como cualquier hombre. Para mi ha sido una gran oportunidad para reafirmar, aún más, la realidad que ya constituyen las mujeres conductoras”, añade.
A lo largo de la formación intensiva las mujeres también han recibido sesiones de otros temas que albergan una importancia crucial para ellas a la hora de subirse a la mototaxi como defensa personal; el uso de aplicaciones móviles como Uber; o sobre la DISHA SOS, una app lanzada por el Gobierno de Andhra Pradesh para denunciar situaciones de acoso o violencia.
El orgullo de Rama Mohan
Su mujer fue su primera alumna. Rama Mohan y su familia ya saben lo que es luchar contra el ‘qué dirá la gente’ y la presión social que se ejerce cuando se rompen estereotipos. Para Rama Mohan el orgullo sale a flote cada vez que ve a una de sus alumnas conducir: “mi único deseo es que estás mujeres sigan manejando y que cuando pasen por mi lado me puedan recoger y darme una vuelta”, afirma el experimentado instructor.
De ahora en adelante, el distrito de Anantapur contará con 23 conductoras de rickshaw más. Un gran paso que servirá de precedente para que las nuevas generaciones se acerquen un poquito más al destino final: la igualdad.
Texto: Josep Romaguera | Imágenes y entrevista: Katia Álvarez Charro y Aina Valldaura Rivera | Edición de vídeo: Bárbara Mompó Salvador