Revés contra la discriminación

Tres jóvenes deportistas ganan terreno, desde diferentes disciplinas, en el campo de la inclusión y la igualdad.
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La raqueta se ha convertido en una varita mágica para Nagesh. Desde que empezó a jugar al tenis, no paran de sucederle cosas increíbles. Originario de Ekapadampalli, pasó de estar en un rincón de casa, postrado por tener una discapacidad física, a viajar por el país para participar en torneos y conquistar la pista de tenis.

Cuando estaba en casa, nadie hablaba conmigo. Desde que estoy en la Academia de Deportes de la Fundación Vicente Ferrer, todo el mundo se interesa por verme jugar y por saber cuál será mi próximo destino”, explica.

Entrena con afán de competir a nivel internacional, un sueño que hasta hace poco le parecía inalcanzable, pero del que cada vez se siente más cerca. Sin embargo, en el camino, ya ha dado su mayor revés a la sociedad para acabar con la discriminación hacia las personas con diversidad funcional.

Nagesh

Thanuja, por su parte, siente que el judo le ha cambiado por dentro y por fuera. Se cortó la melena tras ver ‘Dangal’, una película india sobre la vida del ex campeón de lucha libre Mahavir Singh Phogat y sus hijas Geeta Phogat y Babita Kumari, ambas medallas de oro en los Juegos de la Commonwealth y referentes deportivos de la joven.

“He cambiado mucho, no solo por mi nuevo corte de pelo”, bromea. Tener referentes en quienes inspirarse es imprescindible para romper barreras de género, especialmente en deportes tradicionalmente masculinizados. ‘Dangal’ no solo motivó a Thanuja a cortarse el pelo, sino también a todas sus compañeras judocas, un acto que, según afirma, las hizo sentir “más unidas que nunca”.

Cuando vivía en casa, no conocía qué era la amistad. Tampoco sabía cómo mostrar afecto a mi familia, compañeras y profesores. He aprendido a confiar en mis compañeras y somos un gran equipo”, añade.

Thanuja

En la cancha de fútbol, Lakshmi da toques con el balón. Empezó a jugar con 14 años y recuerda cómo en su casa le quitaban la pelota cada vez que intentaba practicar.No me dejaban jugar a fútbol, pero a mi hermano, sí. Insistí tantas veces para que me dejaran jugar que, al final, mi familia tuvo que ceder”, afirma.

A pesar de haber competido a nivel estatal y nacional, todavía hoy se enfrenta a comentarios de desaprobación en su aldea, Pariginorth, por ser chica. “Eso me decepciona mucho”, comenta. “Mi estrategia de juego es diferente a la del resto de las personas”, reconoce, sabiendo que cada partido que juega es una victoria más para acabar con la discriminación de género.

El deporte tiene un poder transformador. No solo rompe barreras, sino promueve valores como la confianza, la inclusión y la igualdad para cambiar el mundo. Hoy, 6 de abril, se celebra el Día Internacional del Deporte para la Paz y el Desarrollo.

Lakshmi

Texto: Eva Galindo Soriano | Fotos: Roberto Rodríguez