Sororidad a bordo

Aruna, Pullamma y Nagalakshmi forman una tríada de pioneras: madres de familias monomarentales que se han convertido en las primeras conductoras de 'rickshaw' de Anantapur. Sus mototaxis constituyen un transporte seguro para niñas y mujeres del distrito.
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Acompañadas de un chai, Aruna y Pullamma conversan mientras esperan la llegada de su amiga. Nagalakshmi aparece de pronto en su nuevo rickshaw amarillo, que estaciona con pocas maniobras junto a los vehículos de sus compañeras, y sale al encuentro colmada de guayabas.

Hace tres meses ni tan siquiera se conocían, pero ahora son inseparables. Las tres amigas forman parte de la primera promoción de conductoras de mototaxis de la Fundación Vicente Ferrer, una formación dirigida a fomentar la independencia económica de madres de familias monomarentales en el sur de la India.

Entre sorbo y sorbo, comparten anécdotas de su día a día, sus preocupaciones como madres de adolescentes y también las dificultades que se encuentran al volante.A veces, la gente no me quiere pagar, pero yo no me desanimo. En mi comarca, no hay ninguna otra conductora de 'rickshaw'. Me siento orgullosa de ser la primera”, cuenta Pullamma.

Son también mujeres viudas que han vivido años a la sombra, discriminadas muchas veces que ponían un pie fuera de casa. “Me culparon de la muerte de mi marido a pesar de que falleciera por un accidente. Fue muy duro. Como mujer, nos enseñan que nuestra vida está solventada cuando nos casamos, pero nadie habla de lo que sucede cuando pierdes a tu marido”, añade la joven.

Nagalakshmi se encuentra en la intersección de tres discriminaciones: por ser mujer, viuda y de un grupo social desfavorecido
Nagalakshmi se encuentra en la intersección de tres discriminaciones: por ser mujer, viuda y de un grupo social desfavorecido. © FVF 

En las zonas rurales, cuando una mujer enviuda, muere a su vez socialmente y a menudo se espera que pase el resto de sus días en casa. Aruna, Pullamma y Nagalakshmi tienen 28, 29 y 30 años, respectivamente, y un inmenso anhelo de libertad. Se encuentran en la intersección de tres discriminaciones: por ser mujeres, viudas y de un grupo social desfavorecido. Con sus rickshaws, no solo han conseguido conquistar la carretera sino también los derechos y el espacio público que les pertenecen.

La familia nos dice que nos quedemos en casa para evitar problemas, pero entonces, ¿cómo vamos a aprender?”, expresa Aruna. “Yo ya no tengo miedo. Si nos quedamos en casa, nunca sabremos qué pasa en el mundo. Debemos confiar en nosotras mismas”, continúa Pullamma.

Además de su indudable convicción, las tres mujeres han firmado un compromiso de uso exclusivo del rickshaw, una medida preventiva para evitar cualquier marcha atrás en la ruta hacia la igualdad.Es muy frustrante cuando el vehículo se lo acaba apropiando un hermano u otros familiares varones. El objetivo de la formación es, al fin y al cabo, que estas madres sean independientes económicamente, aprendan un oficio y sean respetadas”, aclara Rama Mohan, el profesor de conducción, quien tuvo como primera alumna a su esposa.

Las jóvenes han realizado sesiones de conducción nocturna y diurna, así como clases de primeros auxilios, uso de aplicaciones móviles, nociones de mecánica y defensa personal. “Hemos aprendido que existe una app del Gobierno que se llama Disha SOS para denunciar situaciones de acoso y violencia y pedir ayuda urgente a la policía, si alguna de nosotras lo necesita”, explica Aruna.

Los taxis constituyen el primer transporte seguro y libre de acoso para niñas y mujeres
Los taxis constituyen el primer transporte seguro y libre de acoso para niñas y mujeres. © FVF

En tan solo un mes, obtuvieron su licencia y, entonces, llegó el momento más complicado de todos. No fue tanto conducir, como Nagalakshmi se había imaginado, sino separarse de sus amigas. Los lazos que se crearon entre ellas, así como con el resto de veinte mujeres del curso, obligaron a la organización a añadir clases extras de gestión emocional.

Nunca antes se habían sentido tan comprendidas, respetadas y valoradas. Por primera vez en mucho tiempo, ya no estaban solas. Aruna, Pullamma y Nagalakshmi comparten un duro pasado. Se casaron siendo niñas, abandonaron la escuela a temprana edad y tuvieron hijos siendo muy jóvenes. Todas sufrieron rechazo tras enviudar. “Siento que puedo contarles todo”, confiesa la última.

La sororidad se subió a sus rickshaws para nunca más bajarse. Y no solo se extiende entre conductoras, sino también entre sus pasajeras. Los taxis de las tres motomamis se han convertido en un transporte seguro para niñas y mujeres del distrito de Anantapur.

Mientras sus amigas apuran el té, Nagalakshmi reparte las guayabas de Garladinne que ha traído, una tradición en todos sus encuentros. Duda entre dirigirse hacia Maruru o Ramanepalli. O quizás, hacia Sangameswaram, donde hay un templo y siempre encuentra a muchos pasajeros. Despreocupada, se despide: "Ya no necesito a nadie que me lleve, ahora el destino lo decido yo”.

Nagalakshmi ofrece un servicio pionero de transporte, un espacio seguro para mujeres y niñas
Nagalakshmi ofrece un servicio pionero de transporte, un espacio seguro para mujeres y niñas. © FVF

Texto: Eva Galindo Soriano | Imágenes y entrevista: Katia Álvarez Charro y Aina Valldaura Rivera | Edición de vídeo: Bárbara Mompó Salvador